Un discurso optimista anti armamentista del gran Jean Pierre Jeunet. Una película hecha con coraje, cariño y mucha imaginación; que parece ser lo único que nos queda ante los grandes negocios que hacen millonarios a unos cuantos y van cooperando de manera glotona con la miseria humana. Al ver los filmes de Jeunet uno se pregunta si valió la pena tanto esfuerzo, no sé; es de ese entusiasmo que lastima un poco por su trasfondo ingenuo; si, es muy bonito y visualmente exquisito pero tiene cabida en este mundo en que vemos fotos de niños sin brazos, sin un ojo, muertos en brazos de desconsolados padres que eran como tu y yo pero con la ligera diferencia que de repente a una gran potencia se le ocurrió decir: "invadámoslos", y su modus operandi casi no varía, primero les venden armas, después mancillan su soberanía para confiscárselas ya que en sus manos son un peligro.
La alternativa, el castigo que plantea Jeunet es, por decir lo menos, candido: el exponer al villano; como si no todos supiéramos sobre esto, como si no fuera también el crítico parte de el mismo juego porque sí, nos enteramos de las tergiversaciones, los robos, los planes maquiavélicos; de hecho vivimos en un mundo que se comunica de maneras mucho más rápidas y eficientes pero el enterarnos no es sinónimo de desenterrarnos, seguimos sumidos en una modorra moral angustiante y brutal, a nadie le gusta ser el único despierto en un avión que se va a estrellar, y aquellos que como Jeunet hacen una advertencia al mundo se ven candorosos y hasta tontos. A tal grado de maldad hemos llegado que vemos la belleza como desechable.
When the movie is over fade to black