No lo sé de cierto pero lo supongo, que Steve O, Jhonny Knoxville, los Margera y compañía serían invitados infaltables de haber vivido en la Francia de el buen Marqués de Sade, irían a una de sus propiedades en las afueras de Arcueil y harían las delicias de los espectadores con el número del omelette en el que el aparato digestivo hace las veces de licuadora y después todo bien revuelto en el sartén se freirá para ser deglutido después, o sus máquinas de flatulencias o excrementos; todo el catálogo de porquerías y risotadas para después pasar a hacerse daño corporalmente, unas cuantas fracturas, unos cuantos objetos introducidos en el cuerpo, mientras más dolor le puedas inflingir mejor; reírse de las heridas y de las fobias, carcajearse mientras Steve vomita o grita por un golpe en sus partes nobles. Es valentía, es una manera de decir lo que tienes es tuyo, es para experimentar; no lo regreses como te lo entregaron, que tu cuerpo viva una vida, que quede marcado para siempre por el riesgo, por la cercanía de la muerte, por el ridículo al que si le dejas de temer te empieza a temer a tí. Padres directos de The dudesons, Dirty Sanchez, Viva la Bam, Wild Boys, Nitro Circus, etc. Dignos de verse, uno de los últimos espectáculos enfermos que aceptan que están enfermos y que al igual que el Marqués en su época se transforman en los santos que redimen a toda una humanidad que está en decadencia y ellos lo evidencian, se echan el paquete encima ya que los demás silban y ven al cielo.
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