Darren Arrenofsky nos da un tour por todo el proceso creativo de una mente neurótica, desde su concepción y aceptación como persona y su naturaleza, hasta su desdoblamiento y desvanecimiento ante su otredad; todo ello ejecutado a la perfección por la israelí con el IQ más alto de Hollywood: Natalie Portman (alguien se explica como pudo andar con Gael García Bernal?, yo sí pero mi teoría ofendería a muchos patrioteros), mujer que logra seducirte desde su inocencia y manipularte en su transgresión. Se merece el Globo de oro y el Oscar y el premio de los críticos y cualquier otro premio que tengan a bien inventar; el trabajo de esta futura madre es de verdad increíble y deja grabado en la historia del cine uno de los momentos eróticos más memorables al menos de los últimos tiempos. Y no es precisamente el que comparte con Vincent Cassel en donde este hace el juego ya jugado por Bobby Peru en Wild at heart, ni el que comparte con Mila Kunis,no, el momento que yo les digo no lo comparte con nadie aunque es interrumpido por la omnipresencia de su madre.
Estoy seguro que si no fuera por los factores creativos de arrenofsky esta sería una película de niña de ballet reprimida, consentida, sobreprotegida, sin mucha experiencia en el sexo que tiene que salir a pecar tantito como dice el padre de mi barrio antes de venirse a confesar; pero este directorazo lo sube a la siguiente dimensión y con eso y su simbiosis narrativa con el Lago de los Cisnes y el sueño eterno de ese obscuro objeto del deseo llamado Natalie tenemos una super película.
When the movie is over fade to black
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