viernes, 31 de diciembre de 2010

La travesía del viajero del alba


C. S. Lewis y Tolkien... se han dado cuenta como a veces el talento se encuentra distribuido al igual que la riqueza material? en un pequeño espacio, pocos son los privilegiados, los mágicos, los depositarios del lenguaje y de la obra maestra. Ahí estaban juntos, en la misma época y en la misma escuela, argumentando sobre sus obras, sin tomar prisioneros, siendo crueles y sinceros uno con el otro; sin imaginarse que sus sagas un día iban a ser vistas en pantallas del mundo entero; uno católico, el otro cristiano, definitivamente Lewis más descarado que Tolkien respecto a su idea de evangelizar, con sus alegorías de la moral, la recompensa en la tierra de Aslan y las palabras del león Jesús: "aprenderás a conocerme con otro nombre en tu mundo". Siempre he dicho que los artistas no tiene ética y se aprovechan de sus conocimientos y manejo de su instrumento para hacernos creer lo que se les ocurra, o les conviene; pero, vaya, si una persona es capaz de crear mundos así; si sus palabras nos acompañaron cuando niños igual que quizás las de Edmundo de Amicis o Isaac Asimov o arthur Conan Doyle o Robert Luis Stevenson o quien sea que ustedes recuerden; definitivamente tienen derecho. El mismo derecho que el judío que escribió la Biblia. Que bonito cuando te engañan así, cuando las palabras de un ratón te emocionan siendo un niño, cuando quieres ir más allá de las olas y ser valeroso y compasivo y justo.
Si Lewis o Tolkien escribieran los evangelios estaría cada domingo en misa, como estoy cada domingo en mi iglesia personal: el cine.
When the movie is over fade to black

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