Qué película, qué guión, qué ambientación; qué producción y fotografía, con un soundtrack que incluye a Katy Perry y Akon y sobre todo: qué actuación de sus protagonistas, siempre tan glamourosas, bellas, espectaculares, radiantes, sobrehumanas, divinas; una sonrisa de Adriana Lima vale diez disertaciones sobre la muerte de Woody Allen, un paseíllo por el catwalk de Alessandra Ambrosio encierra toda la espectacularidad de un film de Baz Luhrman, un coqueteo de Rosie Huntington (esa mueca con los labios) bien la podría cambiar por Amnesia, así es; me olvidaría de Cristopher Nolan; una mirada desdeñosa de Candice Swanepoel me quitaría todas las ganas que tengo de ver el próximo filme de Arrenofsky. Por supuesto que no voy a ponerme aquí a reseñar las prendas que lucían, no soy gay... y tampoco homofóbico, no me acusen de eso por favor (la homofobia es taaaaaan gay), de lo único que me acuerdo es de sus alas.
Todas esas alas que nos transfieren para soñar deberíamos poder verlas más tiempo en acción, a quién le importa lo que piensan, esa parte pseudodocumental; en serio, que nos podría aportar el ingresar en el cerebro de mujeres que tiene que sonreír todo el tiempo, que sueña con su próximo diseño a lucir, que se preocupan de carbohidratos, maquillajes y calorías, que están rodeadas de cámaras la mayor parte del tiempo y cuya mayor arma es su belleza; cuántas veces tendremos que oír la afirmación: "siempre la veo llena de energía"; claro, eso pasa cuando desayunas cien gramos de fibra y cocaína. Lo sabemos, sigan desfilando.
Porqué a ninguna distribuidora se le ha ocurrido traer este espectáculo en IMAX y de ser posible en 3D, en serio, cuando lo hagan acuérdense de mí e invítenme a la premiere a la que también podría acudir alguna de esas modelos que de por sí vienen al Palacio de Hierro de vez en cuando.
When the movie is over fade to black.
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